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Vigía Espacial - Por el Dr. Dan Q. Posin - CATEDRATICO DE FISICA DE LA UNIVERSIDAD DE DEPAUL, Y CONSULTOR Y ASESOR CIENTIFICO DE LA COLUMBIA BROADCASTING SYSTEM
 
CUANDO ATERRICEMOS EN MARTE, acudiremos presurosos y anhelantes a la región de los canales; sin que esto signifique que no tengamos apremiantes problemas.

La atmósfera de Marte es muy tenue, como la nuestra a unos 15.000 metros de altitud, y lo probable es que no podamos respirar sin la ayuda de uno de esos, aparatos portátiles para respirar. Por añadidura, tal vez hallemos que la atmósfera marciana solo contiene el uno por ciento de oxígeno respecto a la de la Tierra, y dicho oxígeno no está lo suficientemente concentrado para que nuestro aparato respiratorio lo absorba con eficacia.
Existe la posibilidad de que tengamos que obtener el oxígeno extrayéndolo. Mediante el procedimiento de calentar ciertas porciones del suelo podremos liberar el oxígeno contenido químicamente en la corteza. Como es lógico, antes de partir en tan largo viaje, tendremos que estar razonablemente seguros de que el suelo de Marte contiene oxígeno. Por esa razón, se están estudiando diversos suelos que, según se cree, se asemejan a los de Marte. Entre ellos, figura uno de piedra arenisca que hay En el sur de Texas, el cual contiene un alto porcentaje de óxido de hierro. Otro es cierto tipo de lava, como el del desierto Pintado, en Arizona. Ambos liberan oxígeno, al calentarse, pero no en la cantidad suficiente. Es, pues, necesario, mejorar los métodos a fin de que rindan mayor cantidad.

Entre los estudios que tratan de la forma de que el hombre superviva en Marte, figuran los experimentos de cultivos de bacterias en una atmósfera considerada como análoga a la de la Tierra. Con el propósito de probar los efectos de respirar y vivir en una atmósfera enrarecida, se mantienen colonias de ratones en tanques, de los cuales se extrae gradualmente el aire.

Un grupo de ratones no han dado señales de incomodidad a una presión atmosférica equivalente a la que existe a 4.700 metros de altitud. Los indios peruanos que viven en los Andes se desenvuelven perfectamente en lugares que se hallan a dicha altura, ya alguno de ellos no les agrada descender a los valles debido a que absorben demasiado aire al respirar.

Sea como sea, continúa en pie la interrogante sobre los efectos que tendrá en el hombre el vivir en una atmósfera muy tenue. Se ha observado que muchos animales autóctonos de las altas montañas prefieren bajar a menores alturas para dormir. Sin embargo, es posible que lo hagan en procura de mayor retiro y abrigo, como también para descansar en parajes más tibios que los que existen en las alturas durante la noche.

Pero volviendo al asunto de las bacterias y la vegetación, debe anotarse que se están conduciendo investigaciones encaminadas a descubrir los tipos que podrían subsistir en Marte. Como es natural, en estos estudios se trata de duplicar las condiciones existentes en dicho planeta.

Veamos, por ejemplo, lo referente a la temperatura. Por término medio, la temperatura de un día de verano, en Marte, varía de unos 25 grados centígrados, en el día, a unos 7 grados centígrados bajo cero. por la noche. La atmósfera de Marte se compone e II su mayor parte de nitrógeno, el cual posiblemente constituya el 98,5 por ciento. El resto se halla formado por pequeñas partes de argón, anhídrido carbónico y oxígeno.

En los experimentos que se están llevando acabo en la Fundación Armour para Investigaciones, en el Instituto Tecnológico de Illinois, se reproduce en tubos de ensayo la atmósfera de Marte. Luego, se introducen en ellos ciertas especies de bacterias terrestres y diversos tipos de vegetación. Lo que se trata de probar es, por supuesto, si las bacterias pueden subsistir en la atmósfera marciana y, de ser así, si conservan su vigor original.

La vegetación que se utiliza en una serie de estudios consiste en varias clases de musgos y líquenes, y resultará fascinante descubrir cuáles son las formas vivientes más rudimentarias que podrían subsistir en la atmósfera marciana, junto con la vegetación que suponemos que existe en Marte.


Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 29 - Febrero 1961 - Número 2



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus