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La vida según los números
Por Jim Wilson
A inicios de la década de los cuarenta, los científicos más brillantes comenzaron a desaparecer, dejando una dirección postal en Nuevo México como único medio de contacto. Años después, cuando se reveló la existencia del Proyecto Manhattan, se les reconoció como los creadores de la Era Nuclear. En la década de los noventa, un éxodo similar comenzó, esta vez desde los departamentos de biología y ciencias de la informática de diversas universidades. Pero en esta ocasión los jóvenes científicos no ocultaron a dónde iban. Quieren mezclar la biología y la computación para crear una nueva rama de la ciencia: la bioinformática.

Decodificando genes
La bioinformática se construye sobre los mismos cimientos que el resto de la ciencia moderna: el hecho de que el mundo natural puede describirse de forma matemática. Para quienes no somos científicos, la relación entre las uñas y las funciones celulares no es obvia, pero existe. La carne y los huesos inicias como proteínas. Dentro de cada célula hay un “instructivo” que indica a la maquinaria celular qué tipo de proteínas producir y, más importante, cuándo. Ese instructivo se escribe con un alfabeto de cuatro letras: A, C, G y T. Las letras representan a adenina, citosina, guanina y tiamina, los compuestos químicos que forman al ADN. Reducir la vida al ADN equivale a reducir la vida a los números. Y una vez que se detecta la relación numérica, puede almacenarse en bases de datos.

“No creo que la gente comprenda la revolución que tiene lugar en la medicina”, explica Ewan Birnwy, del Instituto Europeo de Bioinformática. “Los investigadores, por separado, analizaban cinco genes de cinco tipos de cáncer y seguían haciéndolo cinco años después. La bioinformática cambiará la forma en la cual pensamos sobre el cáncer en esos mismos cinco años.”

Los biólogos han usado las matemáticas por décadas. Pero el campo de la bioinformática no se distinguió como tal hasta 1990, cuando surgió el Proyecto del Genoma Humano. El equipo automatizado en el laboratorio produjo un bosquejo del genoma humano. Hoy día está almacenado en una enorme base de datos al que el público en genera puede tener acceso a través de Internet.

Más allá de la medicina
La bioinformática también está cambiando la forma en que los científicos trabajan. “Creo que el secreto mejor guardado del mundo de la tecnología de la información fue la existencia de las bases de datos interrelacionadas”, dice Pinar Kondu, especialista en bioinformática. “Habría sido mejor científico de haber tenido acceso a las bases de datos actuales.”

Las aplicaciones médicas son sólo el inicio. La bioinformática podría usarse en todo lo que esté relacionado con las ciencias de la vida. Esto incluye el desarrollo de bacterias que generen gas natural a partir de la basura y de plantas que retiren los metales tóxicos de zonas industriales abandonadas.

La verdadera belleza de la bioinformática se encuentra en que no requiere de un gran esfuerzo. Los bioinformáticos son hijos de la Era de la Internet. Con un navegador común, puedes obtener los descubrimientos de ayer. Y al colocar sus resultados en línea, son ellos quienes impulsan todo el proceso.
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La vida según los números - Noviembre 2002

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 55 - Noviembre 2002 - Número 11


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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus