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El Princeton, que podía también navegar a vela, fué botado en 1843 y cambió el curso de la historia naval
The Bettman Archive
El Princeton, que podía también navegar a vela, fué botado en 1843 y cambió el curso de la historia naval
 
La Saga del Buque Princeton
El primer buque de guerra propulsado a hélice
Por William R. Graydon
POR POCO la población de Stockton, California, no llega a tener el nombre que hoy ostenta. Tal vez la habrían llamado Woonsocket, Kearny, Shickshinny o cualquier otra cosa.

El incidente que casi evitó que se usara el nombre de Stockton tuvó lugar el 28 de febrero de 1844, cuando el barco norteamericano Princeton, el primer buque de guerra del mundo propulsado por hélice, se hallaba anclado en el río Potomac a corta distancia de la capital de los Estados Unidos, esperando la hora de presentar demostraciones especiales ante un grupo de distinguidos visitantes.

El extraordinario buque propulsado por hélice bajo el mando del capitán Robert Field Stockton se hallaba dotado de algo de tanta singularidad como sus motores a vapor: Dos enormes cañones de hierro forjado llamados "Peacemaker" y "Oregon" y diseñados por el célebre inventor sueco John Ericsson, quien también había trazado los planos del buque. Estos extraordinarios cañones navales podían disparar proyectiles de 97 kilogramos de peso a distancias hasta de 5 kilómetros.

Las altas autoridades de Washington se mostraron entusiasmadas con la oportunidad que se les ofrecía de presenciar el funcionamiento de estos grandes cañones mientras se hallaba el buque navegando por el río Potomac. Un destacamento especial de infantes de marina formó guardia de honor al paso del presidente John Tyler, mientras éste subía a bordo del buque para ser recibido por el capitán Stockton. Seguía al presidente una comitiva de altos personajes, entre ellos el Secretario de Estado Abel Upshur, el senador Thomas Hart Benton, el Secretario de Marina Thomas Gilmer, el capitán Beverley Kenon (jefe de construcciones navales), el coronel David Gardiner (suegro del presidente) y muchos otros. La señora de James Madison, de casi ochenta años de edad, fué una de las más de doscientas distinguidas damas que contribuyeron a dar realce y colorido al memorable acontecimiento naval.

Era un glorioso día para Robert Stockton. El Princeton, que encerraba la promesa de revolucionar la navegación del día, no se habría trocado nunca en realidad a no ser que Stockton hubiera luchado con denuedo por lograr ese grandioso objetivo.

Años antes había ofrecido Ericsson su invento a la potencia marítima más grande del mundo de aquel entonces, Inglaterra, y hasta construyó una balsa propulsada por hélice para demostrar su idea. Pero el Almirantazgo Británico no le dió importancia al plan de Ericsson, considerándolo como impráctico. Stockton conocio a Ericsson mientras se hallaba de visita en el consulado norteamericano en Liverpool. Una excursión por el río Támesis en la balsa de Ericksson fué suficiente para convencer a Stock ton. El norteamericano le pidió a Ericsson que construyera dos botes de hierro de diseño similar para los Estados Unidos.

Anteriormente, Sir William Simonds, contratista jefe de la Marina Británica, expresó en la siguiente forma la opinión del Almirantazgo sobre el invento de Ericsson: "Aún de tener la hélice la fuerza suficiente para mover una embarcación, sería inútil en la práctica, ya que con la fuerza aplicada en la popa sería absolutamente imposible guiar la nave."

Otros ingenieros navales británicos expresaron su opinión acerca del nuevo invento de una manera más gráfica: "Cuando el hombre aprenda a caminar sobre las manos o cuando un caballo pueda enjaezarse tras una carreta, entonces la idea estrafalaria del sueco Ericsson podrá ponerse en práctica."

Afortunadamente, Stockton era una hombre rico, pues tuvo que invertir grandes sumas de dinero en planos y modelos antes de que pudiera convencer al Departamento de Marina de Estados Unidos de la aplicación práctica de la hélice. En el año de 1839, Ericcsonse unió a Stock ton en los Estados Unidos.
Robert Stockton, sin cuyo interés en el invento de Ericsson no habría podido construirse el Princeton
Cortesía de la Marina de E.U.A.
Robert Stockton, sin cuyo interés en el invento de Ericsson no habría podido construirse el Princeton
 
Al principio los dos tuvieron que confrontar grandes dificultades, ya que las altas autoridades navales se mostraban bastante apáticas. Las embarcaciones propulsadas por ruedas podían, bien o mal, navegar; pero no se tenía certeza alguna acerca de un buque de guerra propulsado por hélice. Además, nada podía substituir a las velas para navegar por los grandes mares.
 
Tanto insistió Stockton que por fin, en 1841, le otorgaron las autoridades permiso para construir el primer buque de guerra a vapor de la Marina que utilizara una hélice. Dos años más tarde el Princeton fué botado al agua en el puerto de Philadelphia; No en vano se sentía el capitán Stockton tan orgulloso ese día de invierno en que su singular nave surcaba las aguas del Potomac con su carga de distinguidos visitantes. Por otra parte, ofrecía el buque muchas cosas de sumo interés. El Princeton, que también podía navegar a vela, era el buque más rápido que había. Sus motores ocultos bajo la cubierta eran prácticamente invulnerables al fuego enemigo.

No obstante lo extraordinarios que eran los motores, lo que más llamó la atención de los distinguidos pasajeros fueron los dos enormes cañones que llevaba el buque. Estos poderosos cañones, diseñados por Ericsson, eran los primeros de su tipo en construirse de hierro forjado. El "Oregon," montado en la popa, pesaba 7 toneladas, mientras que el "Peacemaker," de 10 toneladas de peso, se hallaba en la proa. Ericsson no sólo aplicó su inventiva al diseño de los cañones en sí, sino que también concibió un nuevo tipo de cureña para los cañones que soportara el fuerte impacto de las reculadas de aquellos, así como un cierre automático que permitía elevar o desviar los cañones, cosa que representaba un gran paso avante en cuanto a armamento naval. La eficacia de los cañones se hizo evidente durante una prueba que se llevó a cabo contra un buque simulado que sirvió de blanco. Usando sólo cargas livianas de pólvora, los proyectiles atravesaron maderos con un espesor de 1.5 metros. Seis proyectiles dieron contra la misma tabla horizontal en el blanco a una distancia de más de 800 metros. Esta prueba causó tanta sensación como la hélice inventada por Ericsson.
 
La explosión causada por el gran cañón del Princeton mató a dos miembros del gabinete del presidente Tyler
La explosión causada por el gran cañón del Princeton mató a dos miembros del gabinete del presidente Tyler
Cortesía de ma Marina de E.U.A.

John Ericsson diseño el buque Princeton propulsado por hélice y los grandes cañones que aquél tenía Además de sus pesados cañones, llevaba el Princeton 12 carronadas de 19 kilogramos de peso. Mientras el buque se hallaba navegando, Stockton demostró la eficacia de las carronadas disparando cada una en rápida sucesión y terminando con un estruendoso cañonazo del "Peacemaker" .Se estremeció el buque de proa a popa y una densa capa de humo envolvió la cubierta. Comentó Stockton: "No es nada más que pólvora común y corriente, caballeros. Tiene olor a la Declaración de Independencia, pero no hay motivo por qué alarmarse."

El Presidente, su comitiva y los otros invitados quedaron altamente impresionados con el funcionamiento de los cañones. Durante la excursión por el río, los grandes cañones fueron disparados una y otra vez hasta haberse saciado la curiosidad de los invitados. Luego los pasajeros bajaron a la cubierta inferior. Mientras se hallaba el buque pasando frente a los almenajes de Fort Washington a la derecha, más allá de Alexandria, se les sirvió una comida a los invitados.
The Bettman Archive
John Ericsson diseño el buque Princeton propulsado por hélice y los grandes cañones que aquél tenía
 
Después de la comida, las señoras permanecieron platicando en la mesa, mientras que varios de los caballeros subieron a la cubierta superior para fumar y pasear. El capitán Stockton, quien se había quedado abajo con ciertos invitados, se hallaba listo a ofrecer un brindis al presidente Tyler cuando un oficial le informó que algunos de las visitas querían que se disparara otra vez uno de los cañones.

Stockton informó al oficial que no se dispararían más los cañones. Un minuto después regresó el mismo oficial con un mensaje del Secretario de Marina Gilmer, expresando. Su deseo de ver al cañón "Peacemaker" en acción una vez más. El capitán del Princeton no tuvo otra alternativa que acceder a la solicitud, ya que se trataba de una orden, y subió a la cubierta inmediatamente. Después de efectuarse los preparativos, Stockton se colocó él mismo por detrás del cañón, lo apuntó y lo disparó.

Al disparar el cañón se produjo un gran destello de luz y un estruendoso ruido, mientras un ensordecedor estallido desbarató una porción de 6 metros del mamparo.

El coronel Gardiner y el señor Moxey, chargé d'affaires en La Haya, murieron instantáneamente, mientras que el capitán Kennon cayó hacia atrás mortalmente herido. El senador Benton sufrió una grave herida en la cabeza, y un sirviente que se hallaba parado a su lado perdió la vida. El Secretario de Estado Upshur, quien se había mostrado todo el día algo receloso del funcionamiento de los cañones, y quien se había mantenido semioculto por el mástil principal, perdió la vida a causa de un trozo de proyectil que arremetió contra su cuerpo, mientras que el Secretario de Marina Gilmer fué a dar al suelo con tal fuerza que también perdió la vida instantáneamente.

El presidente Tyler, que se hallaba listo a unirse a sus amigos en la cubierta superior, había sido detenido por una de las damas y ya estaba apunto de excusarse cuando el rugiente estallido estremeció al Princeton.

Stockton, que se hallaba detrás del cañón, milagrosamente se salvó, a pesar de que sufrió quemaduras y de quedar temporariamente ciego. Tanteando por la cubierta, pudo retener el comando del buque, haciendo que les prestaran primeros auxilios a los que habían sufrido heridas más graves. En Alexandria, otro buque, el Joseph Johnston, se encargó de llevar los muertos y los heridos a Washington.

El senador Benton y otros de los heridos, incluyendo Stockton, se repusieron con el tiempo. El fatal accidente podía haberse convertido en el final de la carrera del capitán del Princeton, pero una corte naval de investigaciones absolvió a Stockton y a Ericsson de toda culpa.

Totalmente repuesto a mediados de 1846, Stockton, quien había sido elevado al rango de comodoro, fué enviado en el Princeton a Nueva Orleans a transportar la Tercera Infantería, incluyendo al teniente mysses S. Grant, a la costa oriental de México. Luego recibió órdenes de substituir al comodoro Sloat en Monterey, California.

Stock ton, que fué veterano de la Guerra de 1812, desempeñó un papel importante con Fremont y Kearny en la conquista de California; sin embargo, puede decirse que tuvo su actuación más brillante respaldando a John Ericsson. El arraigado convencimiento de Stockton en la eficacia de los inventos de su amigo sueco cambiaron literalmente el curso de la historia naval de los Estados Unidos.

Sin embargo, no faltó casi nada para que ocurriera todo lo contrario, ya que el fatal accidente que tronchó las vidas de importantes miembros gubernamentales estuvo apunto de causar la muerte del capitán Robert Field Stockton.

Fuente: Revista Mecánica Popular - Volumen 22 - Abril 1958 - Número 4



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Idea original de Mi Mecánica Popular por: Ricardo Cabrera Oettinghaus